Les hago la pregunta, ¿es usted ciego? La mayoría, si no es que todos me contestarán, ¡Por supuesto que NO!, y yo le contestaré, ¡Espero que SI!.
¿Qué saben de alguien que habiendo sido ciego por un largo periodo de tiempo o de nacimiento, que después de una cirugía comienzan a ver?
Enumeremos algunas cosas, tal vez lo primero es que la persona es completamente feliz en ese momento, brinca y grita de alegría, por que todo lo verá bellísimo, brillante, lleno de colores, después tendrán que re aprender a hacer cosas viéndolas, todo será de alguna manera nuevo, y dependerá de quien le enseñe a como la persona comience a hacer las cosas y que definitivamente marcara su vida de ese momento en adelante.
Nosotros hemos caminado hasta hoy con una manera de ver la vida que todo se nos hace familiar, es mas la mayoría de las cosas las hacemos ya hasta por instinto, dijeran por ahí ¡Con los ojos cerrados! Y muy posiblemente la manera de ser y de hacer es la misma desde hace muchos años.
¡¿Pero reaccionaría usted al insistirle yo, que espero que este ciego?!
Hay una historia en la Biblia que nos habla de un hombre ciego en especial, y nos relata la conversación que hubo entre Jesús y este ciego de nacimiento ante el pueblo, Juan 9:1-39 es un relato largo que no vamos a leer completo, El caso es que este hombre vivió, vio y fue usado para que se hiciese un milagro creativo verdaderamente sorprendente, tanto que el pueblo estaba maravillado.
Y causo tal sensación el asunto, que los fariseos le interrogan una y otra vez al respecto, mandaron llamar a sus padres ya que llego el momento que no creían que hubiese sido ciego;
Pero hoy vamos a hacer alusión a una parte muy en especial; leamos juntos: Juan 9:35-39 "Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados."
Hay algo más que una sanidad física, veamos con detenimiento las palabras de Jesús en el v. 39 dice “…Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no vean, vean, y los que ven sean cegados”.
Quiero pensar, que ahora ustedes me entiendes cuando me refiero a que "ESPERO QUE ESTE CIEGO"; cuando permitimos que el poder maravilloso de Dios obre en nuestras vidas y quite nuestra ceguera espiritual, podremos darnos cuenta de lo que realmente está pasando a nuestro alrededor. "Para que los que no vean vea"
Pensemos que en la antigüedad, había la creencia de que cuando la calamidad y el sufrimiento llegaban a nuestra vidas era porque algo estaba mal, porque estábamos en pecado, mire como lo vierte la escritura con los apóstoles mismos v2 “… Rabí, quién peco, este o sus padres para que este haya nacido ciego?”; lo triste aquí es que hoy en día seguimos pensando lo mismo.
Leímos como es que nuestro Señor Jesucristo se refiere a ello y como es que utiliza el sufrimiento de este hombre para enseñar acerca de la fe y glorificar a Dios v.3 “…No es que peco este o sus padres, sino para que la obra de Dios se manifieste en él”.
Tenemos bien aprendido que vivimos en un mundo caído, donde la buena conducta no recibe siempre una recompensa y la mala conducta no recibe siempre un castigo.
Por lo tanto, los inocentes a veces sufren. Si Dios quitase el sufrimiento cada vez que lo pidiésemos, lo seguiríamos por comodidad y conveniencia, no por amor, devoción y convicción, que afín de cuentas se conjuga en FE.
Sean cuales fueren las razones de nuestro sufrimiento, Jesús tiene poder para ayudarnos a lidiar con él.
Cuando sufra debido a una enfermedad, una tragedia o una incapacidad, trate de no preguntar: «¿Por qué me sucedió esto?» ni «¿En qué me equivoqué?» Más bien pida a Dios que le dé fortaleza para la prueba y una perspectiva más clara de lo que está sucediendo, que en su momento, El se encargara del resto.
Ahora bien regresando al marco espiritual de nuestra ceguera, cuando estamos en esa situación nos pudiera resultar bastante cómoda, ya que no nos percatamos de la situación grave de cómo se encuentra nuestro entorno, la humanidad en sí, pero peor aún, nuestra propia vida.
Le voy a hacer otra pregunta:
¿Cuando sale por la calle y ve gente con necesidades, que piensa usted?, ¿Siente meramente tristeza, o ¡hay dolor!,?
Cuando hay tristeza, se nos quita con el primer momento agradable que tenemos, con algún chiste, o un programa de televisión divertido, pero cuando lo que hay es dolor, siempre habrá algo que nos estará recordando que hay algo que nos esta lastimando.
Parece ser que nos estamos haciendo insensibles cada vez más a las cosas que nos rodean, las vemos ya como parte del panorama; y creo que hace ya algún tiempo lo habíamos tocado este punto, que desafortunadamente es cada vez más común y será cada vez más grave.
¿Qué podríamos hacer para que nuestros ojos sean abiertos?, vamos a ver 2 milagros mas de Jesús, y que podrá ayudarnos un poco.
Marcos 7:31-37 “Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis. Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar”.
Otro de los milagros:
Marcos 8:22-26 “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea”.
Podría llamar un poco la atención el que Jesús tocara dos veces al hombre de este relato, ¡¡¡Como que a Jesús le fallo¡¡¡ No por que pudiera resultar algo difícil para Jesús, todo hace pensar que fue una enseñanza para los discípulos al igual que para nosotros, mostrar a que algunas sanidades serían graduales y no instantáneas, y esto para no desanimarnos cuando no vemos una sanidad inmediata cuando oramos por alguien y no perdamos la fe de que El ara.
Lo curioso de estos tres milagros, 2 ciegos y un sordo tartamudo, (Juan 9:6) es que utilizo su saliva para sanarles, que sería si eso usaran hoy día todos aquellos que oran por nosotros, sea que el milagro se dé o no. Tal vez lo pensaríamos dos veces antes de acercarnos, upsss… !!!
Regresando a nuestro primer ejemplo, ¿se imaginan si el ciego hubiera reaccionado con ofensa ante las palabras de los apóstoles al pensar que su ceguera es por pecado? (Juan 9:2) Obviamente si hubiera nacido ciego; ¿dónde estaba el pecado del hombre? Tal vez el plan hubiera resultado de otra manera, que maravilloso es saber que Dios tiene todo bajo control, el plan ya estaba trazado, pero el ciego debía colaborar, tuvo que creer y tener fe.
En el trascurso de estos relatos podemos aprender 3 cosas:
1.-Que debemos de morir en nuestra carne, o sea no reaccionar a la negativa ni mucho menos por instinto, estar tranquilos, esperando en Dios.
2.-Creer en los planes de Dios que ya están establecidos desde el principio de los tiempo y por último
3.-Permitir que EL responda y muestre su gloria esplendorosa para testimonio a todo aquel que no ha creído.
Jesús hace notar que más allá de la tragedia de los defectos humanos, resultado por lo general de la caída del hombre, y la consecuente entrada del pecado, la enfermedad, la aflicción y la muerte en el mundo; la gracia y la misericordia soberana de Dios están a disposición de todos.
Luego entonces ¿Queremos realmente dejar de estar ciegos? ¿Cómo obtendremos ese milagro de sanidad en nuestros ojos? Renovando nuestras mentes, formando hombres y mujeres con la capacidad de ver en donde no hay, con una visión diferente,
- Que vean salud en donde ha enfermedad,
- Que no vean solo vegetales o frijoles en la mesa, sino su platillo más favorito, aquel que pensamos que esta fuera de nuestro alcance.
- Que vean llenura cuando está vacío,
- Que vean victoria cuando aparentemente se vea derrota, permitámonos re-aprender, siendo nuestro Señor Jesucristo nuestro perfecto maestro.
Pero todo esto, bañado innegablemente con la fe que tenemos en Dios de que EL ara, y donde lo único que nos corresponde hacer es, ser obedientes a las palabras: "Ve y lávate al estanque Siloé".
AMEN
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