“En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre
severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se
fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos. El hombre
se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se
llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así
que cuando llegaron a Moab se establecieron allí.
Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus
dos hijos. Ellos se casaron con mujeres moabitas. Uno se casó con una mujer
llamada Orfa y el otro con una mujer llamada Rut. Pero unos diez años después
murieron tanto Mahlón como Quelión. Entonces, Noemí quedó sola, sin sus dos
hijos y sin su esposo.
Estando en Moab, Noemí se enteró de que el Señor había
bendecido a su pueblo en Judá al volver a darle buenas cosechas. Entonces Noemí
y sus nueras se prepararon para salir de Moab y regresar a su tierra natal.”
Rut 1:1-6 (NTV)
Belén era un lugar en la tierra de Canaán escogido por Dios.
Él quería cumplir su voluntad en esta tierra y le da una promesa a Abraham para
la misma (Génesis 12:1).
Lo lamentable es cuando la dificultad llegó, Elimelec decide
abandonar la promesa de Dios y descender a los campos de Moab, un lugar que le
parecía más conveniente que la tierra de Belén.
Él obviamente no entendía la promesa y por eso la dejó; lastimosamente
no tuvo un buen final, ya que él y sus hijos murieron en aquella tierra.
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volar!
Dios específicamente había prometido que siempre habría
abundancia si Israel era obediente. Por lo tanto, el “hambre en la tierra”
significa que Israel, como nación, no estaba siendo obediente al Señor
(Deuteronomio 11:13-17.) El sufrimiento que tuvo Israel fue por su propio
pecado, por tanto, la solución no era irse lejos, sino arrepentirse y pedir
perdón.
“A veces lo mejor que puedes hacer es inclinar tu rostro,
hacer una oración y aguantar tu tormenta”
Existen circunstancias donde nos encontramos en medio de una
gran tormenta, pero debes tener presente que lo que estás viviendo no será para
siempre, y confiar que Dios cuidará de ti porque le perteneces. Es cuando no
entiendes su voluntad que verás otras salidas antes que esperar en Dios, al
final siempre sufriremos las consecuencias de alejarnos porque no quisimos
esperar.
Es posible que estés enfrentando una situación difícil y,
para empezar, te animo a realizar una oración y pedir perdón, renunciar el
pecado y empezar de nuevo.
Si estás sufriendo por haberte alejado, entonces, busca
recibir Su gracia, es mejor enfrentar las consecuencias con Él que solo. Si ya
lo hiciste, entonces confía en Dios, no dejes de orar y estudiar su palabra, lo
mejor que puedes hacer es esperar en él.
¡No te canses de esperar porque en su tiempo recibirás
respuesta!
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