Este es un texto muy conocido y citado continuamente. Pero
al leerlo ligeramente, por ser "harto conocido", podemos pasar por
alto algunas cositas que pueden bendecir nuestra vida y que son muy valiosas e
importantes.
Podríamos hacernos algunas preguntas que nos lleven a
profundizar nuestra lectura. Por ejemplo: puesto que no podemos santificarnos a
nosotros mismos, decimos que la santificación es una obra de la gracia de Dios
a favor nuestro. Dios nos declara santos, pero también nos va purificando
continuamente mediante su Espíritu y sus medios de gracia, como por ejemplo su
Palabra. Nuestra santificación es tanto posicional
como progresiva. Entonces, si es una obra de Dios
¿qué papel jugamos nosotros? ¿Por qué este texto nos ordena a andar en el
Espíritu? ¿Es que acaso Dios espera algo de nuestra parte? El texto es claro, y
en esta breve entrada no pretendo ser exhaustivo, sino compartirte algunas
verdades generales de este pasaje bíblico.
Dependiendo del contexto, la palabra "carne" en la
Biblia puede significar muchas cosas. En algunos lugares hace referencia al
cuerpo humano, otras veces se refiere al esfuerzo humano y en otros casos como
en este texto, habla de los deseos pecaminosos.
La Biblia nos insta continuamente a dar muerte a tales
deseos. En 1 Pedro 2:11 nos dice:
"Amados, yo os
ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales
que batallan contra el alma..."
El resultado de una acción
Lo primero que debemos notar es que no es posible la
victoria en nuestras propias fuerzas. Esto de ninguna manera significa que
debamos permanecer pasivos esperando que Dios haga la obra, sino todo lo
contrario, debemos anhelar y buscar la santidad. Es nuestra responsabilidad obedecer este
mandamiento que nos ordena a andar en el
Espíritu.
Sin embargo, debemos notar que en la traducción que hace la
versión Reina Valera presenta dos imperativos: uno positivo, andar en el
espíritu; y uno negativo: no satisfacer los deseos de la carne. Sin embargo, en
el griego esta cláusula negativa no es un mandamiento como es traducido en esta
versión, sino un resultado o consecuencia. Por eso, una traducción más acertada
sería "anden en el Espíritu y de esta manera no van a satisfacer los
deseos pecaminosos".
Observa como lo traducen otras versiones:
"Por eso les digo: caminen según el espíritu y así no
realizarán los deseos de la carne."
Biblia Latinoamericana 1995
"Por eso les digo: Obedezcan al Espíritu de Dios y así
no desearán hacer lo malo." Biblia Lenguaje Sencillo
"Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el
deseo de la carne." Biblia de las Americas
"Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el
deseo de la carne." Nueva Biblia de los Hispanos
"Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe
en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza
pecaminosa." Nueva Traducción Viviente
"Así que les digo:
Vivan por el Espíritu, y no
seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa." Nueva Versión
Internacional
"Digo pues, anden conforme al espíritu para que nunca
hagan los deseos de la carne" Biblia Peshita
Concluímos que, si andamos en el Espíritu no vamos a
satisfacer los deseos carnales. ¿Por qué es esto así? Eso lo explica claramente
el v. 17:
"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y
el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no
hagáis lo que quisiereis."
El Espíritu y la carne son contrarios, opuestos e irreconciliables.
Si yo "alimento" al Espíritu voy a
"desnutrir" a los deseos pecaminosos. Si, por el contrario me dejo
llevar por los malos deseos, el Espíritu disminuirá su influencia en mi vida.
Esto me hizo acordar a la historia de un hombre que se había
hecho rico gracias a sus dos perros. Uno de esos perros era blanco y el otro
negro.
Este señor viajaba de pueblo en pueblo organizando carreras
entre estos dos publicitándola durante una semana. En cada ciudad a donde
llegaba se corría la voz de cuál de los dos perros había ganado en el pueblo
anterior. Si el perro blanco había
ganado por una gran diferencia, todos apostaban por el blanco. Pero, gran
sorpresa se daban cuando quien ganaba ahora cómodamente la carrera era el perro
negro.
Este señor, viajaba con sus dos perros a la siguiente ciudad
para organizar una nueva carrera, y como se corría la voz de que quien había
vencido anteriormente era el perro negro, todo el pueblo apostaba su dinero a
él. Pero esta vez quien ganaba era el perro blanco.
De modo que quien se quedaba con todo el dinero de las
apuestas era el dueño de los perros y de esta manera acrecentaba día a día su
fortuna.
Entre muchas sospechas estaba la que suponía que tal vez
hubiera adiestrado a estos animales, pero cierto es que todo el mundo se
preguntaba cómo lo hacía.
Un día, alguien se acercó a este hombre para preguntarle
cuál era su secreto.
-¿Cómo hace usted que un día gane uno y otro día el otro de
acuerdo a su conveniencia?
El hombre respondió: -"muy simple, cuando quiero que
gane el blanco le doy de comer toda la semana y no alimento al perro negro.
Pero si quiero que gane el negro lo alimento toda la semana y no lo hago con el
blanco..."
De esta misma manera funciona este principio bíblico. Cuanto
más alimentemos nuestra vida espiritual más alejados estaremos del pecado.
Pero, lastimosamente también es verdad lo contrario.
La santidad práctica es el resultado de una acción:
"andar en el Espíritu"
La acción humana
Este texto claramente deja ver que aún después de la
conversión, "la carne" aún permanece en la vida del creyente. Esta
verdad debiera mantenernos en humildad y totalmente dependientes del Espíritu.
La acción que se nos manda es, como ya hemos dicho, a andar en el Espíritu.
Pero, ¿Qué significa esto?
Significa manifestar una entrega continua a Él.
El verbo en griego está en presente, por lo que significa:
"anden continuamente en el Espíritu" o " continúen siendo
gobernados por el Espíritu Santo". Es un estilo de vida que es habitual.
Los gálatas pretendían "santidad" mediante las
obras de la Ley, a lo que Pablo responde que no es por los esfuerzos humanos
sino por el obrar del Espíritu:
"Anden continuamente en el Espíritu y así no van a
satisfacer los deseos pecaminosos"
Significa también permanecer en comunión con Él, obedecer y
tomar decisiones a la luz de la Palabra inspirada.
Si consideramos los v. 19-24 en donde se describen las obras
de la carne y el fruto del Espíritu veremos qué debemos resistir y mortificar y qué debemos desear y
cultivar...
La acción divina
El Espíritu Santo da poder para vivir en santidad
"...para que la justicia de la ley se cumpliese en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
"Porque los que son de la carne piensan en las cosas de
la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse
del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley
de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él.
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está
muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la
justicia." Romanos 8:4-10
En este pasaje vemos
además que la acción del Espíritu en la vida del creyente restringe la obra del
pecado: "anden en el Espíritu y así no van a satisfacer los deseos
pecaminosos"
La santificación es una obra que viene de Dios, pero aún así
somos responsables en buscarla, desearla y practicarla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Déjenos sus Comentarios o Peticiones y estaremos gustosos de Responderles.
Bendiciones.