Reflexionemos hoy sobre el David que venció al gigante
Goliat, siendo un muchacho, sin armadura, ni armas más que 5 piedrecitas lisas
pero con una vida de amistad con el que todo lo puede hacer, Dios.
Todos ven la grandeza de David después que derrotó a su
gigante, Goliat. Pero hay varias
cualidades que estaban en él antes de ese acontecimiento, las cuales
necesitamos tú y yo para vencer en los problemas:
Ser valiente, No dejarse intimidar por los demás, ser
humilde en reconocer que Dios es el que merece la gloria y Mantener una buena
relación con Dios. Veamos estas cosas en David:
Era valiente: Tú y yo necesitamos tomar el paso hacia el
frente y no tener miedo a los gigantes que se nos presentan, para algunos puede
ser un nuevo empleo, para otros, enfrentarse a una nueva carrera, para unos
pudiera ser tomar un riesgo en la empresa, para otros puede ser casarse y
rehacer su vida.
No se dejaba intimidar por los demás: hay personas tóxicas,
que así como los detergentes son tóxicos para los humanos si se ingieren, así
sus palabras son tóxicas si se internalizan, lo mejor es no prestar el oído
para sus opiniones de negatividad y derrota, de “No se puede porque…”, de
excusas. David no se dejó intimidar ni
por el tamaño del gigante, ni por el tamaño del ejército, ni por su debilidad o
inexperiencia, ni por la opinión del rey o de sus hermanos, por nadie. Zig
Ziglar decía: “No te dejes distraer por la crítica. Recuerda, el único sabor
a éxito que algunas personas tienen es
cuando te quitan un pedacito a ti”.
Era Humilde, reconoció que Dios era el que vencería: No fue
allí a la línea de batalla en su propio nombre sino como representante del
ejército del Dios todopoderoso. Esas fueron sus palabras: Tú vienes contra mí
con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de
los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has
desafiado. Hoy el Señor te conquistará,
y yo te mataré y te cortaré la cabeza…¡Esta es la batalla del Señor, y los
entregará a ustedes en nuestras manos!”.
Él conocía a Dios mucho antes de llegar allí. No vayas a
enfrentarte a tus problemas en tu propio nombre, el todopoderoso Dios está de
tu lado y Él te dará la victoria y tú serás humilde en reconocer esto.
Mantenía una buena relación con Dios.
No fue la única ocasión que se notó que David tenía una
relación tan especial con Dios que fue librado del peligro. No se trata de orar hoy porque tienes un gran
problema, se trata de tener una relación diaria, especial, íntima con Dios,
buscándole en oración, leyendo sus palabras y meditando en ellas. Era una forma de vida para David, no un
evento.
Gigantes hay muchos, de nada servirán los gritos de guerra,
como hacía el ejército de Israel, si no tienes la valentía de ponerte en la
brecha, en la línea de batalla, dar el paso con los recursos que tengas y
luchar por lo que quieres. Tu ejército pueden ser tus hermanos, o tus hijos, o
tu familia, o tu futuro. Que Dios te de
la victoria!!!
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