Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, Él nos hace nuevas criaturas, con una vida nueva: 2Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
El Señor Jesucristo murió en la cruz por nuestros delitos y pecados, con su sangre nos lavó de nuestro pecado y nos dio vida nueva, vida eterna y abundante. Juan 10:10 “(El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;) yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
Ya como nuevas criaturas en Cristo, el Señor nos pide que nos despojemos de ese viejo hombre (pecador y viciado) y nos vistamos del nuevo hombre (que ahora somos o debemos ser en El).
Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Ahora la pregunta es, ¿ha sido Ud. obediente al señor y se ha despojado de ese viejo hombre? Y se ha vestido del nuevo tal como el Señor lo ha pedido? ¿Cómo saber si aún sigue viviendo como ese viejo hombre?
Vamos a revisar cuidadosamente lo que dice la palabra de cómo “actúa, habla, piensa y se comporta ese viejo hombre y lo compararemos con nuestras propias actitudes:
EL VIEJO HOMBRE
En Colosenses 3:8-9 “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos”.
Si todavía está haciendo alguna de estas cosas que el Señor le pide que abandone, es una señal que aún sigue viviendo en el viejo hombre, y así tristemente está tomando en poco el Sacrificio que hizo Jesucristo en la cruz, así es evidente que Ud. no le ha permitido a Dios que transforme su vida y no es una nueva criatura.
Esa desobediencia o (falta de interés) en despojarse de ese viejo hombre y sus prácticas pecaminosas (ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca, mentiras) le traerán consecuencias, pues el Señor es claro cuando dice que su ira vendrá sobre los desobedientes.
Lo invito a que lea en Colosenses 3:6 las cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.
EL NUEVO HOMBRE
El señor nos pide que nos despojemos de ese viejo hombre y nos vistamos del nuevo en (Colosenses 3:10). Y para conocer cómo actúa, piensa, siente y vive ese nuevo hombre y saber si ya nos hemos vestido de él, comparemos ahora su vida actual con lo que nos dice la palabra de Dios sobre ese nuevo hombre:
Ese nuevo hombre es compasivo, bondadoso, humilde, manso, paciente, soporta a los demás, perdona, está lleno de amor, de paz de Dios, es agradecido, sabe y conoce el mensaje de Cristo, instruye y corrige a otros con sabiduría, canta, alaba a Dios, y todo lo que hace lo hace siempre para Cristo, y agradece al Padre por medio de Cristo (Colosenses 3:12-17).
Hermanos si todavía no se ha despojado de ese viejo hombre pecador y viciado, ahora es el tiempo de hacerlo. Hoy lo exhorto a abandonar ese viejo hombre, pues lo único que está consiguiendo es alejarse de Dios y su favor. Y Si el nuevo hombre solo es el “traje” que se pone para venir cada domingo a la iglesia, ya es tiempo que comience a vestirlo a diario, en todo lugar y delante de todos, hermanos o no.
Revise su vida, delante de Dios, y si hay todavía cosas que aun continua haciendo y que ahora sabe no le agradan a Dios, pídale perdón a Él por eso, y pídale que lo transforme, que lo cambie y que lo haga ser ese nuevo hombre que él quiere que sea.
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