Solo Dios conoce las verdaderas intenciones y acciones de la
multitud de personas que se consideran “buenas cristianas”. Nosotros únicamente
alcanzamos a ver lo externo en ellas, pero solo Dios mira el corazón de cada
uno de manera particular; por lo tanto, somos incapaces de juzgarlas.
Solo Dios sabe distinguir entre las multitudes quien tiene
un corazón dispuesto para seguir sus enseñanzas... ¡Nadie más!
Es muy fácil aparentar un “genuino cristianismo” por el
hecho de asistir a la iglesia cada semana, por conocer e interpretar versículos
bíblicos, por llevar algún distintivo
que nos identifique como seguidores de Cristo; pero solo Dios sabe si eso que
aparentamos concuerda con lo que en realidad somos.
SOLO DIOS TE CONOCE.
Solo Dios conoce de manera exacta el verdadero motivo de tus
deseos, intenciones y acciones; su viva
presencia en tu interior los examina de continuo.
¡Imposible que te ocultes de Dios!
¡Imposible justificar tus acciones ante él!
“Oh Eterno Dios, tú me has examinado y conocido. Tú has
conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis
pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos.
Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Eterno Dios, tú la
sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal
conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender”
Salmo 139:1-6
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