El tiempo transcurre con “normalidad”, y tal parece que las
cosas seguirán igual para siempre; sin embargo, la Biblia dice que en cualquier
momento, Dios ejecutará su justa sentencia sobre toda la tierra, en donde las
obras de maldad serán destruidas.
“El Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra, y con prontitud”
Rom 9:28
Sin cesar se escuchan mensajes desde los púlpitos cristianos
anunciando que Jesucristo vendrá a la tierra a derramar sus juicios, pero a
cambio de tales advertencias hay burlas; sucede tal y como el apóstol Pedro
escribió en su carta.
“En los postreros días vendrán burladores, andando según sus
propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?
Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así
como desde el principio de la creación...
Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la
misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de
los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un
día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa,
según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros,
no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos
pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la
tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
2 Pedro 3:3-4;7-10
DE REPENTE...
¡DIOS EJECUTARÁ SU SENTENCIA!
“He aquí el día del Eterno Dios viene, terrible, y de
indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella
a sus pecadores”
Isaías 13:9
Ese momento repentino se acerca; por lo que necesitamos
permanecer preparados para que escapemos de los engaños del “padre de toda
mentira” (Satanás) y de los juicios que
Dios ya decretó contra las obras de las tinieblas.
Atención a las siguientes palabras de nuestro Señor
Jesucristo...
“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones
no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga
de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los
que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando
que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de
estar en pie delante del Hijo del Hombre”
Lucas 21:34-36
¡Tomemos en serio estas palabras!
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