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miércoles, 7 de marzo de 2018

La Oracion Eficaz.


El recurso más eficaz y certero de un cristiano es tener comunión con Dios mediante la oración.
Debemos de aprender como nuestro Dios se mueve, entendemos que Dios es demasiado sublime y excelso para un hombre entenderlo, sin embargo, El permite que sus hijos desarrollen algunos dones espirituales, para así manejarse mejor en la tierra.

Y para eso está Su Santa Palabra, dice su palabra “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos” (Salmo 34:15); como lo muestra su palabra, Jehová está atento a los justos, su corazón se derrite cuando un justo ora; es imprescindible aprender que Dios quiere que seamos justo, que su comunión es con los íntimos. “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.” (Salmos 37:25).
El  Reino de Dios viene y Su poder se hace visible cuando el justo ora. Los cielos se abren, y el favor de Dios se pone de manifiesto, cuando una persona correcta ora; dice en su palabra “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”(Jeremías 33:3); el Padre anhela que le pidamos, que vayamos a su presencia, pero Él quiere que vallamos correctamente, su voluntad es bendecirnos y cumplir su propósito en nuestras vidas.
Él escucha sus oraciones y las responde. Él recompensa a los justos y les salva de todos sus problemas. Dios quiere allanar las montañas del justo, quiere hacer caminos donde no los hay y ríos en el desierto para los justos. Él lo hará con usted como lo hizo con David y Jeremías, etc.
Daniel oró con fervor y pasión, y su oración fue eficaz, fue tan eficaz, que hizo que el Padre mandara de refuerzo al ángel Miguel (Leer Daniel 13:13).
Ezequías oro con devoción, y fue tan poderosa, que hizo que Dios arrepintiera de llevárselo, y le aumento 15 años más de vida. (Leer Isaías 38:4-6)

Elías fue otro ejemplo vivo, de que el Padre esta con los íntimos y los justos, “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Stg 5:17-18)
A medida que seamos humilde y reconozcamos que sin El no somos nada, siempre acudiremos a la oración y siempre vamos a entender que en su presencia hay plenitud de gozo.

La oración del justo puede mucho, no dejes de subir a su presencia.
  

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