1. HABLAR DE TODO
EN DIOS,
No a todo el mundo le gusta hablar siempre de Dios, como
tampoco es usual hablar de todo en Dios, quien lo hace es sus círculos de
trabajo, grupo de amigos o alguna reunión social, por lo general comienza a
recibir criticas, opiniones en contra de la Iglesia o es nominado, al menos en
mi país, como “pechoño”, palabra que tiene el sentido de exagerado santurrón o
peyorativamente “beato”, y también como fanático. Lo cierto es que en nuestra
sociedad, la que presume de moderna, parece que hablar de Dios está mal visto.
Por otra parte, a muchos les encantaría que dentro de sus
temas de conversación se hable en Dios, sin embargo por vergüenza, prefieren
callar por miedo a ser criticado, a estas personas, es a los que hoy se dirige
el Señor con la expresión: “No teman”.
También es cierto que la imagen que se tiene de Dios, por no
conocerlo en profundidad, esta alterada respecto de la realidad verdadera de
Dios y parece que nos asusta compartir el verdadero rostro de Dios con el
mundo.
2. TENER
EXPERIENCIA EN DIOS Y DE DIOS
Cuando hablamos de experiencia, nos referimos a esa
enseñanza que nos ha entregado la propia vida, algo que ha sido nuestra
costumbre, también a algo que ha sido nuestra práctica habitual y la ponemos
como ejemplo.
Y cuando hablamos de la experiencia de Dios, es porque en
nuestra vida hemos encontrado, aceptado y probado este encuentro que nos da
sentido y fundamento último de nuestra vida.
La vida es caminar constante hacia Dios, cuando optamos por aceptar a
Dios como sentido último de todo lo que hablamos, somos y hacemos. Esta entrega
a Dios es fe en él.
Buscarlo a El, salir a su encuentro, aceptar la llamada de
Dios, es la más grande experiencia de Dios.
Preocuparse de los problemas de los hombres, buscar siempre
el bien, servir con sencillez y humildad a los demás contrarios a toda
discriminación, es el modo del que quiere a Dios. Dejarse guiar por Él, es
signo de entrega humilde y gratuita a Dios, convirtiendo su vida en proyecto de
amor, regalo de la experiencia en Dios.
3. ENTRAR A
DIALOGAR CON DIOS
No tengáis miedo de morir de sed en este camino, nunca falta
en él agua de consolación que alivie la aridez, para que no se haga intolerable
el camino. (Teresa de Jesús, Camino de Perfección Capitulo 20)
Entrar a dialogar con Dios, es seguir por el camino del amor
y para esto, hay muchos caminos, esto se denominan modos oración. Podemos orar
mentalmente, vocalmente o en forma contemplativa.
Teresa de Jesús, maestra de oración, nos enseña los
distintos modo de oración, a partir del capitulo 11 al 21 del Libro de la Vida
y desde el capitulo 17 al 32 del libro Camino de Perfección. A todos llama el
Señor a seguir distintos caminos de dialogo con El, algunos optan por el mas
difícil, que es la contemplación porque exige mucha abnegación, y renuncia.
Pero hay otros caminos menos difíciles y que son de amor y de diálogo con el
Señor, hasta llegar a la fuente de agua viva a beber.
Entrar a dialogar con Dios, siempre va ser algo bueno, y
debemos encaminar, al menos, a los que apreciamos que gocen de esto. Pero si es
posible, a todos los que se nos acerquen, proponerles el camino de la oración y
porque no, hablarles de las maravillas de Dios.
Si amamos en verdad a nuestros hermanos, invitémosle a
comenzar el camino de la oración. El camino del amor, es el que se hace
dialogando con Dios, es el camino que nos lleva a la fuente de agua viva a
beber.
“Lo poco que haya caminado en esa dirección, le dará luz
para que le aproveche en sus trabajos, y cuanta más oración, le irá mejor en
todo. En fin, esté seguro de que no le hará ningún daño para nada el haber
comenzado a recorrer el camino de la oración, aunque después lo deje, porque el
bien nunca hace mal.” (Camino de Perfección 20,3)
4. ALEJARSE DE LA
LENGUA MUNDANA
Se nos presenta en nuestra vida una situación difícil,
alejarse del lenguaje mundano y enseñar a los que nos rodean la lengua de Dios,
del diálogo con El, y hacer esto último sin temor, como así nos enseña Santa
Teresa de Jesús: “Aconsejaría yo a quienes tienen oración, que procuren amistad
y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima” (V
7,20). Se trata de aprender a hablar de todo en Dios. “Y todo esto, para
vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el
agradecimiento, para gloria de Dios. (2 Cor4,15).
Al hablar el lenguaje de Dios, Santa Teresa de Jesús, esta
convencida de que el Señor, aceptará a todos los que quieran comenzar el camino
tan lleno de bienes. Ella nos pide cuidar el lenguaje del grupo en el cual
participamos, de “vuestro trato y Lenguaje”, de la lengua que han de hablar
quienes van camino de la fuente de agua viva.
Aprender esa lengua, enseñarla a otros, eso es la escuela de oración.
El grupo cuidará de no equivocarse de idioma y pasarse al
que se habla en el mundo, tratará de no confundir el lenguaje de la casa con la
algarabía de fuera, se preocupará no solo de las maneras y modales, sino de los
contenidos. Algarabía es el lenguaje que hablan los no interesados en el agua
viva. “No lleva camino uno que no sabe algarabía, gustar de hablar mucho con
quien no sabe otro lenguaje...
5. HABLAR EL
LENGUAJE DE DIOS
Nuestro trato y lenguaje de Dios, por lo general se da o se
puede dar en nuestros grupos de oración, o comunidades formadas en torno a
nuestra fe, ciertamente, es estos casos el grupo tiene lenguaje propio, un
lenguaje que consiste en hablar de Dios. Y Hablar de Dios es hacer teología
viva. Hablar de Dios es preludio normal para hablar a Dios.
Enseña Santa Teresa a sus monjas: Si queréis ser buen
familiar, ésta es la verdadera amistad; si queréis ser buena amiga, sabed que
sólo lo podéis ser por este camino. Viva la verdad en vuestros corazones, como
ha de vivir por la meditación, y veréis con claridad cuál es el amor que debemos
tener a nuestros prójimos.
No es ya tiempo, hermanas, de juego de niños, que eso es lo
que parecen las amistades del mundo, aunque sean buenas; ni vuestra
conversación se reduzca a «si me queréis», o «no me queréis», ni con familiares
ni con nadie, de no ser que os mueva un gran fin y provecho de aquella alma.
También puede ocurrir que para que vuestro pariente o
hermano, o cualquier persona, escuche y acepte la verdad, tengáis que
prepararle con estas conversaciones y muestras de amor, que siempre son
halagadoras y agradables; y seguramente será mejor recibida una palabra de
afecto, que muchas palabras de Dios, y les dispondrá para que acepten éstas.
(Camino de Perfección 20,4)
6. LA ENSEÑANZA DE TERESA DE JESUS
Teresa le esta hablando a sus hijas (Las Monjas) y de esos
ejemplos aprendemos, ella les enseña el estilo que ha de haber en las
conversaciones y les hace ver que el que quiera hablarles, que lo aprenda, y si
no es así les advierte que tengan cuidado con aprender ellas el mal hablan
otros, esos estaría muy mal y si a consecuencia de esto las consideran poco
corteses, no importa; si las tienen por hipócritas, menos. Con esto conseguirán
que no les visite sino quien entienda vuestra lengua
Que no sería poco daño comenzar a hablar nueva lengua, y
todo el tiempo se os iría en eso. Y no podéis saber como yo, que lo he
experimentado, el gran mal que es para el alma, porque por saber la una se
olvida la otra, y es un perpetuo desasosiego” (Camino de Perfección 20,5)
“Por eso todas las personas que os trataren, hijas, habiendo
disposición y alguna amistad, procurad quitarlas el miedo de comenzar tan gran
bien” (C 20,3).
Si las personas que se relacionan con vosotras quieren
aprender vuestra lengua, aunque vuestro oficio no es enseñar, podéis decirles
las riquezas que se ganan con aprenderla. Y de esto no os canséis, sino con
piedad y amor y oración, a fin de que les aproveche, vayan entendiendo la gran
ganancia de la oración y se decidan a buscar maestro que les enseñe. No sería
merced pequeña que el Señor os concediera poder despertar algún alma para este
bien. (Camino de perfección 20,6)
7. EXPERIMENTAR EL
AMOR DE DIOS EN NUESTRA VIDA
Para experimenta el amor de Dios en nuestra vida, Teresa de
Jesús, propone el camino de la oración, donde nunca falta consolación, “Quien
tenga sed, venga a mí y beba” (Jn 7,37)
y aconseja a las hermanas que hablen siempre de la oración y el camino
de la contemplación y expone: “Porque de esta fuente caudalosa nacen arroyos,
unos grandes y otros pequeños, y algunas veces charquitos para niños, que son
los principiantes, a quienes aquello les basta, y si les diera más, se
espantarían de ver tanta agua. Por tanto, hermanas, no tengáis miedo de morir
de sed yendo por este camino; nunca falta en él agua de consolación que alivie
la aridez, para que no se haga intolerable el camino.
Y caminando siempre con esta determinación de antes morir
que dejar de llegar al fin del camino, si el Señor os conduce con alguna sed en
esta vida, os dará con toda abundancia de beber en la vida que dura siempre, y
sin miedo de que os falte.” (Camino de Perfección 20,2) El Señor le irá
perfeccionando; y aunque sólo diera un paso en este camino, es ya tan valioso,
que no tenga miedo que no lo perderá, ni dejará de recibir muy buena paga.
(Camino de Perfección 20,3)
8. LAS DIFICULTADES
EN NUESTRO CAMINO
Esta en nosotros aceptar conversaciones y lenguajes frívolos, superficiales o de la llamada
farándula, pero sucede que muchas veces, aunque esta forma nos disguste,
aceptamos la conversación algunas veces movidos por la caridad, nos obstante,
debe haber un cierto límite y debemos hacer ver que no somos partidarios de
estos temas sin temor.
Al respecto Santa Teresa le
enseña a sus hijas: Si os consideran poco corteses, no importa; si os
tienen por hipócritas, menos. Con esto conseguiréis que no os visite sino quien
entienda vuestra lengua; porque no es frecuente que quien no sabe hablar en
otro idioma, desee hablar mucho con quien sólo habla solo su lengua. Con lo
cual ni os cansarán, ni os dañarán, pues no sería pequeño daño que vosotras
comenzarais a hablar una lengua nueva, y que pasarais todo el tiempo en eso. Y
no podéis saber como yo, que lo he experimentado, el gran mal que es para el
alma, porque por conocer una lengua distinta, se olvida la otra, lo cual es un
perpetuo desasosiego, del que por todos los medios habéis de huir; porque para
seguir el camino que hemos emprendido, es muy necesario tener paz y sosiego en
el alma. (Camino de Perfección 20,5). Si las personas que se relacionan con
vosotras quieren aprender vuestra lengua, aunque vuestro oficio no es enseñar,
podéis decirles las riquezas que se ganan con aprenderla. (Camino de Perfección 20,6)
Todos estamos llamados a la fuente a dialogar con el Señor,
para hablar con El, aprender de El, y luego para hablar en Dios y en Dios con
todos.
El Señor les Bendiga
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